lunes, 24 de marzo de 2008

LUGARES DONDE HE VIVIDO




Suelo decir medio en broma y medio en serio que soy ciudadano del mundo.
También suelo decir mas en serio que en broma, que soy un desarraigado y no pertenezco a ninguna parte.

Meditaba sobre aquello cuando se me ocurrió hacer el resumen de todos los lugares en que he vivido.
Nací en Santiago de Chile.
A los 8 años mi familia me llevó a vivir a la Argentina. Ahí viví en las localidades australes de Esquel (la foto), Lago Puelo, Epuyén, El Hoyo de Epuyén y otra vez Esquel. Todos ellos pueblitos precordilleranos de la provincia de Chubut. Con la sola excepción de Esquel que es una ciudad más grande, todos los demás eran pueblitos pequeños con mucho verde y mucha agua generalmente cerca de algún lago o algún gran río donde solíamos ir a pescar truchas con mi viejo. Eran lugares de inviernos largos y fríos...allí conocí la nieve y nos tirábamos en trineo con mi hermana desde una loma cercana.
Durante la etapa más álgida de la crisis por el Canal Beagle en el '78 volvimos a Chile con toda la familia.
Luego en 1986 volví a la Argentina y viví en la ciudad de San Rafael, Mendoza. Tenía 17 años
San Rafael es una ciudad linda, amigable con calles anchas y limpias, allí conocí al grupo de amigos mas lindo que uno pueda tener, pero había algo raro que no logré captar hasta que vine a Chile nuevamente: San Rafael -como muchas ciudades de Argentina- no tiene cerros (detalle importante para un santiaguino como yo que se despierta todos los días con la cordillera de los andes de un lado y la cordillera de la costa por el el otro).
De ahí pasé más al sur, a Neuquén. En Neuquén terminé la secundaria. Otra ciudad hermosa que recuerda a nuestro Temuco por su importante herencia mapuche. En esta ciudad viví cerca de dos años.

De vuelta en Chile a fines de los '80, no fue sino hasta comenzado el nuevo milenio que me tocó hacer la mochila de nuevo para partir esta vez al norte. El destino fue Illapel, ciudad rara: una mezcla de Macondo con Springfield (al decir de los mismos illapelinos) una ciudad angosta construida sobre el estrecho valle del Choapa. Allí conocí a la que sería la madre de mi segundo hijo. Mi paso por esta pintoresca ciudad duró unos tres años.

De Illapel pasé a la hermosa y apacible ciudad de La Serena, donde tuve el mejor trabajo que he tenido hasta ahora (y el mejor pagado). La Serena fue un paso breve pero intenso en términos profesionales.

Mención honrosa le cabe a mi fugaz paso por la hermosa ciudad fluvial de Valdivia, donde lamenté no haber pasado un invierno completo para disfrutar de la lluvia, el olor a leña y la calidez humana de la gente del sur.

A fin de cuentas, cada paso es una historia...¿en cual me quedaría? en cual de todas preferiría terminar mis días?. En todas y en ninguna.
Tal vez mi vida termine tal y como ha sido siempre: algún lugar indeterminado entre un punto y otro.

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