jueves, 18 de noviembre de 2010

NEKROS (Cuento)


Mi corazón me ahorró el trabajo de tener que matarme. Cuando la vieja de la casa llegó con los pacos y me encontraron tirado en el piso con la soga en la mano y el nudo a medio hacer no entendieron nada, já!

Lo cierto es que estoy aquí y no me arrepiento. Además ahora entiendo porqué tenías esa sonrisa burlona dentro del cajón en tu velorio. No sé si te enteraste, pero te puteamos toda la noche y tu mamá nos puteó a nosotros porque nos tomamos una garrafa a tu salud y uno terminó durmiendo borracho debajo de tu ataúd. Claro ella no entendió que esa era nuestra manera de recordarte y que era lo que tú hubieras querido ¿o no?

Así que esto es la muerte ¿ah?... ¡¡qué cielo ni que infierno!! Estamos aquí y nos conversamos una botella en esta mesa como la última vez, como tantas. Lo único que nos falta es un dominó. No…no te pares, no hay apuro, no hay prisa, no hay horarios que cumplir. Aquí somos eternos… tenemos todo el tiempo para hablar de rock y pelar a todas las minas que nos cagaron bien cagados cuando estábamos vivos. Perras miserables!, já!.

Haber sabido que era así me hubiera muerto antes, pero qué va a ser; uno propone y Dios dispone… Dios!! ¿Ves? Así y todo hablo de Dios cuando ya nos quedó claro que no existe, que nunca existió. Hasta Nietzsche estaba equivocado. ¡Salud!, por lo menos le achuntamos con ser ateos. Si hubieras escuchado la de rosarios que recé por ti en tu velorio….deja de reírte, ¡huevón!. Espero que no te moleste que me haya comido a tu prima después del funeral, fue mi forma de consolarla, estaba tan triste…y tan rica la pobre.

Claro, vos te reís nomás porque ahora me ves así. Pero no me viste antes de llegar acá, en ese cuartucho inmundo, solo como un perro, fracasado y pobre como rata.

Me enojé contigo, sí, pero al tiempo empecé a pensar si acaso suicidarte no era la única decisión atinada que tomaste en tu vida.

Pero yo no, viejo. Hasta eso me salió mal. No alcancé ni a hacer el nudo cuando me vino el infarto…y ahí quedé...y aquí estoy, aquí estamos compadre. Salú por la muerte, loco…que la vida es una mierda.

martes, 21 de septiembre de 2010

LA CHILENIDAD, QUE LE LLAMAN (Reflexiones chantas post-bicentenario mula)

Harto raro esto del supuesto bicentenario. Las distorsiones históricas no me permiten celebrar tranquilo, prefiero dejarlo en que estamos en fiestas patrias y quitarle lo de los famosos 200 años. Me pregunto cómo será el 18 de septiembre en 100 años mas ¿estaremos celebrando el día nacional de la cumbia? ¿Los escolares del futuro recordarán a Arturo Prat como un héroe de guerra o como un chico-reality?.

En fin, tratando de ver el vaso medio lleno me parece buena cosa que se aproveche esta fecha para reflexionar acerca de la tan mentada chilenidad, que le llaman.

Es divertido ver como tratando de de “parecer” chilenos se intenta ocultar lo que en realidad somos.

Partiendo por el hecho innegable que Santiago no es Chile, justamente es en la capital de la república donde es más notoria esta pseudo chilenidad de oficinistas que se disfrazan de huasos con chupallas made in china o de pobladores que por una noche en el año cambian el reggetón por las cuecas (aunque nunca tanto). Para ser justo hay que señalar que en provincias la cosa es mucho más auténtica, pero eso es harina de otro costal.

No faltan quienes decretan con el ceño fruncido que “se han perdido las tradiciones” y tratan infructuosamente que los niños cambien el play station por el trompo en un inédito derrame de chilenidad que –dicho sea de paso- se diluye junto con septiembre.

Sin embargo soy un convencido que lo que se tiene no se demuestra y que la chilenidad se nos escapa por los poros por mucho que tratemos de evitarlo, si al fin y al cabo no podemos evitar ser chilenos por mucho mall, shopping center, coffee-break y touch and go que queramos ponerle.

Todo lo que hacemos está teñido por nuestra particular y chilenísima forma deber la vida. A fin de cuentas, la chilenidad también incorpora aquellos aspectos que nos desagradan de nosotros mismos: Tratar de aparentar algo que no somos es un rasgo muy chileno y también se manifiesta cuando los santiaguinos queremos tratar de parecer campesinos siendo animales urbanos. ¿Qué se han perdido las tradiciones en Santiago? Claro que si! Si desde que yo era un escolar (hace ya un montón de años) que estaba prohibido jugar al caballito de bronce, al trompo, incluso al pillarse. En algunos colegios en que estuvo mi hijo, incluso estaba prohibido correr!! Y así no hay tradición que se mantenga.

Hay que sacarse los prejuicios para ver con claridad, pero algo que parece tan obvio es difícil en una sociedad prejuiciosa como la nuestra. No sólo lo tradicional es chileno. La cultura es dinámica y la chilenidad también tiene que ver con los complejos de inferioridad de la autoestima nacional.

Sin embargo me queda grande el poncho de la chilenidad y no sería capaz de definirla….es más, no creo que exista algo así como el “chileno típico”. Siempre que se intenta describir al “chileno típico” (o chilena, pa’ que no me reten las feministas) se cae en clichés o define a sólo un segmento y deja fuera a todo el resto. Pero sí creo que es necesario cada cierto tiempo observarnos, conocernos, re-conocernos como personajes que vivimos en el tiempo que nos toca.

Somos lo que somos y no otra cosa. Es lo que hay.

lunes, 2 de agosto de 2010

REFLEXIONES CHANTAS AD PORTAS DEL BICENTENARIO MULA

*Chanta ( adj.) : Charlatán, mentiroso.

*Mula (adj.): Falso/ imitación vulgar y de mala calidad.

¿Cómo fue que nos dejamos caer en este cuento del bicentenario? Fiesta rara esta que celebramos donde muchos creen conmemorar algo que no es. Porque si algo está claro es que el 18 de septiembre de 1810 no tiene nada que ver con la independencia de Chile. En fin…para mayor información remítase a los libros de historia o dese una vueltecita por el museo histórico nacional donde está la convocatoria “en nombre de Su Majestad española” a la conformación de una junta de Gobierno.

Con todo, nuestra historia no es muy distinta del resto del continente. Por ejemplo, personajes de los que nos enorgullecemos y que nombramos pomposamente como “Libertadores” o “Padres de la Patria” (nótese que la “madre-patria” sería España. Los Mapuche parece que no existen) en su tiempo fueron despreciados y terminaron sus días en el exilo (por ejemplo O’Higgins y Bolívar) otros fueron asesinados vilmente por caudillos que supuestamente eran de su mismo bando.

La mayoría de nuestros próceres intelectuales, militares y políticos han sufrido la ignominia o el martirio antes de convertirse en rostros de billete o nombres de calles: Caupolicán y Lautaro murieron tras ser traicionados, Prat debió enfrentar su destino trágico debido a una negligencia inexcusable del jefe de la escuadra, Balmaceda se suicidó tras una cruenta guerra civil alentada por sus adversarios políticos, Silva Henríquez y el padre Hurtado tildados en su tiempo de “curas rojos”, la Mistral ganó el premio nacional de literatura varios años después de haber obtenido el Nobel, Neruda debió huir del país so pena de caer preso por comunista gracias a la “Ley de Defensa de la Democracia”. Parece que los forjadores de la patria necesariamente debieron ser humillados y vilipendiados antes de ser elevados a los altares de la conmemoración histórica (cualquier semejanza con Jesucristo es mera coincidencia…creo) o será que una persona con una vida “normal” no puede ser prócer en Chile por muy destacado/a que sea.

En fin, para un buen resumen de historia latinoamericana recomiendo como lectura esencial “Las Venas Abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano.

El tema es que nos aprontamos a celebrar una fiesta sobre los escombros de un país semidestruído por un terremoto, con un gobierno de derecha que se esfuerza por parecer de centroizquierda el cual llegó al poder tras 20 años de gobierno de una coalición de centroizquierda que gobernó como si fuera de derecha.

Bizarro ¿no?

Viva Chile!

domingo, 4 de julio de 2010

EL AMOR, LOS MUNDIALES Y LA VIDA II : VIVIR A LA URUGUAYA


Ultimo minuto del partido, Uruguay y Ghana empatan 1-1. El que pierde se despide del mundial y el que gana clasifica a semifinales. El empate no es una opción. Si el partido termina igualado habrá tanda de penales.
Centro al área de Ghana, Uruguay que no logra despejar y un africano remata de cabeza al arco. El portero fuera de posición, dos defensores charrúas parados sobre la línea de sentencia, el gol significa la eliminación...es entonces cuando el delantero y goleador del equipo -Luis Suarez- se viste de arquero y evita el tanto usando sus manos lo cual le vale la expulsión en forma inapelable y el consiguiente tiro penal desde los doce pasos.
Increíblemente, el jugador africano estrella un potente remate contra el horizontal, el partido termina 1-1 y la definición finaliza con la clasificación de Uruguay gracias a dos brillantes tapadas del portero Muslera.
¿Qué habrá pasado por la mente de ese jugador cuando tomó la decisión de parar la pelota con sus manos? al hacerlo le dio a su equipo una última esperanza ya que si no lo hacía era gol de todas formas pero el optó casi sin pensarlo, o mejor dicho, el tipo no optó, simplemente sentía que no debía rendirse, que no quería perder, que aún podía aferrase a aquella mínima esperanza aunque le significara su propia expulsión.
Creo que hay ocasiones en que hay que vivirse la vida a la uruguaya, jugarse su opción al todo o nada. En la nota anterior mencioné lo que decía mi profesor de fútbol en la universidad respecto de que "como se es en la cancha se es en la vida" y en este caso no se trata sólo de un partido de fútbol, sino de una opción de ser, de estar dispuesto a jugársela sin entrar a reflexionar cuando tienes todo por ganar y nada por perder: o te llenas de gloria o te sumes en el escarnio público o peor aún, en la propia y dura recriminación personal.
Por eso, en el fútbol, en el amor y en la vida es mejor hablar que quedarse callado, jugársela en las situaciones límite y estar dispuesto/a tomar una opción. En el infierno de Dante hay un lugar especial para quienes en situaciones cruciales optaron por la neutralidad. Yo creo que el peor infierno es el de la recriminación por lo que no hiciste o no dijiste.
Hay que vivir a la uruguaya, hay que atreverse a amar a la uruguaya con la esperanza de que siempre se puede meter el gol del triunfo en el último minuto del partido, que los gigantes también caen, que si el arquero no deja entrar la pelota, la metemos adentro con arquero incluido y sobre todo, ser capaz -cuando todo patea en contra- de jugársela toda por esa lucecita de esperanza que brilla en medio de la oscuridad, porque ahí, en ese puntito insignificante, ahí mismo, tal vez esté esperando la gloria.

sábado, 26 de junio de 2010

EL AMOR, LOS MUNDIALES Y LA VIDA

De vez en cuando la vida
Nos besa en la boca
Y a colores se despliega como un atlas…
(J.M Serrat)


Mi profesor de fútbol en la universidad decía que uno es en la cancha como es en la vida. Yo lo llevo un poco más allá y digo que el fútbol en sí es una metáfora de la vida misma (ya saben: “todas las cosas son metáfora de otra”) y este mundial ha sido especial: tantos años jugando a no-perder y ahora nos damos cuenta que también podemos jugar para ganar y que los méritos que definen una u otra cosa se resuelven por decisiones propias. El mejor ejemplo es el partido contra España: no perdimos porque tal o cual juega en el Barcelona o el Real Madrid, no porque ganen diez veces más que el mejor pagado de los nuestros o porque sean los campeones de la última eurocopa, sino por errores puntuales del un par de jugadores que olvidaron el libreto.
Pero la mejor metáfora de estos días de pasión mundialera es la metáfora de la fiesta y de esa necesidad de reunirse, aclanarse y celebrar. Logramos dejar de lado el individualismo impuesto por el libremercado y dejamos fluir nuestras raices tribales atávicas que se reflejan en los cánticos, las danzas la música y los rostros pintados, pero sobre todas las cosas, el sentido del disfrute, el permitirse soñar y el no dar espacio al sentimiento negativo y derrotista, porque -claro- la derrota es una posibilidad cierta en cualquier deporte, pero hoy por hoy nadie piensa en eso. Simplemente queremos soñar un futuro lindo y disfrutar a concho el presente mientras dure y cuando pienso en ese sentimiento, también pienso en el amor. El amor, la pasión y el fútbol van alegremente de la mano y tal vez las historias de amor debieran vivirse como se vive un mundial cuando tu selección participa.
Intelectualizar demasiado una relación es como amar cobardemente y como dice Silvio, los amores cobardes no llegan a amores, ni siquiera a historias. Dejar tanto espacio al análisis la historia y la estadística le resta espacio a la emoción del próximo partido y en el amor el exceso de realismo y pragmatismo también termina matando las pasiones. Enamorarse es una fiesta, cuando encuentras a la persona “indicada” es como clasificar a un mundial y puedes soñar con la copa –que podría ser el “y vivieron felices para siempre”-, pero claro, hay que ir superando etapas, ganar partidos y en algunos casos puedes perder pero igual lograr un objetivo superior gracias a los méritos anteriores, pero lo más importante, creo yo, es permitirse disfrutar, soñar y vivir “a concho” el presente mientras dure….si nos va mal sufriremos lo que haya que sufrir y pensaremos en el próximo mundial, en el próximo amor, pero este Sudáfrica 2010, ese amor grandioso no lo olvidaremos nunca, no por los logros o las metas cumplidas, sino por lo que hemos vivido.

martes, 8 de junio de 2010

LAS PELOTAS Y LA VIDA DE LOS HOMBRES

No es casual que exista tanto revuelo cada vez que se acerca un nuevo mundial, especialmente si tu país esta entre los privilegiados que participaran de este evento. Es que el fútbol es mucho más que un deporte. El fútbol es màs bien un concepto, un universo simbólico completo que toca todos los aspectos de tu vida, te guste o no te guste este juego.
Si bien hoy en día es jugado también por las mujeres, el fútbol es y ha sido cosa de hombres. No porque ellas no puedan jugarlo sino porque sus códigos tienen que ver con lo más profundo del ser masculino.
Pido a los varones que leen esto que recuerden lo que sentimos cuando nos regalaron nuestra primera pelota de fútbol, la de verdad, esa oficial Nº5 de 32 cascos. Porque la primera pelota de fútbol siempre se recibe de regalo. Los adultos saben que para un niño varón recibir un balón siempre será motivo de felicidad. Casi todos recordamos cómo era, que color tenía, de qué marca era y si no tenía marca tambien nos acordamos. Cuando nos regalan nuestra primera pelota de fútbol nos sentimos un poquito más grandes, sentimos también que los adultos nos reconocen hombres y también nos sentimos con un poco más de poder porque ser dueño de la pelota en una pichanga te da cierto poder frente a tus amiguitos. Si la pelota es nueva y es linda, todos quieren jugar contigo y te ponen de centrodelantero aunque seas el mas tronco del grupo. Nadie se quiere pelear contigo porque si te enojas, te vas, te llevas la pelota y ahí quedó el resto (qué linda sensacion de poder esa edad). Entonces la pelota se convierte en un cetro, vas con ella a todos lados y hasta duermes con ella. No importa si eres bueno o malo para el fútbol, recibir una pelota de regalo siempre te hace feliz.
Mi primera pelota de fútbol la recibí de regalo de navidad por ahí por el '77 era de cuero y tenía los colores de Boca Juniors.
Es que el primer balón forma parte de esas cosas de las cuales uno nunca se olvida...así es que ya saben, si tienen hijos o sobrinos o hay algún niño especial al que quieran hacer feliz, regálenle su primera pelota de fútbol.
Y para ustedes, mujeres queridas, nunca olviden que el corazón del hombre es redondo...y tiene 32 cascos.

A PROPOSITO DEL PASO DEL TIEMPO

Cualquiera que este inmerso en la dinamica de la vida moderna podra darse cuenta sin mucho esfuerzo que el tiempo es un elemento central en nuestras vidas y el hecho de "tener" o "no tener tiempo" define un monton de cuestiones que muchas veces terminan definiendo aspectos cruciales de la vida.
Pero ¿cómo es que llegamos a esto?. En la antigûedad el paso del tiempo tenia que ver con la salida y puesta del sol. Más adelante -con el advenimiento de la agricultura- comenzamos a tomar en cuenta también los cambios de estaciones o las fases de la luna (por el cambio en las mareas)...hasta ahí todo lo que tenía que ver con el tiempo estaba intimamente relacionado con los ciclos de la propia naturaleza.
Pero cuando apareció la idea de la medición del tiempo y se inventaron los relojes y los calendarios, el tiempo pasó de ser algo tan natural como la noche y el día a ser una convención social y estas convenciones sociales fueron evolucionando y se fueron complejizando en la misma medida en que se complejizaban las sociedades.
Hoy es como si cada parte del tiempo tuviera su tarea pre-asignada.
Bien, por una parte, porque el orden es necesario para vivir en sociedad. Pero mal está hacerse esclavo del tiempo y dejar que el reloj o el calendario marquen tu hoja de ruta en la vida. Así como los antiguos observaban y respetaban los ritmos de la naturaleza, asimismo es necesario observar y respetar nuestros propios ritmos y "darse el tiempo" (esta frase no es casual, nótese su estrucura) para atender tus prioridades, las de uno no las que te imponen desde fuera y también permitirse vivir dignamente cada etapa de la vida. Así como hay una epoca para sembrar y otra disinta para cosechar (y a nadie se le ocurriría sembrar en epoca de cosecha) cada etapa de la vida tiene su afán. Entonces ¿por qué tanto cuento en prolongar la "juventud" hasta extremos que resultan casi patéticos a punta de cremas, cirujias o el viejo truco de simplemente quitarse años de palabra? ¿por qué ahora es tan terrible llegar a viejo, como si no fuera inevitable?. Yo creo que seriamos un poco mas felices si dejamos de fingir y asumimos la etapa de la vida en que nos encontramos y de paso reconocemos todas las virtudes y beneficios que nos trae haber vivido todo lo que hemos vivido.
Por ejemplo Yo: si no estuviera a punto de cumplir 42 años no reflexionaría sobre estas cosas y no hubiese llegado a estas conclusiones.

miércoles, 19 de mayo de 2010

GRACIAS ...¿HACEN LOS MONOS?

Los gringos tienen una festividad que me llama la atención. Se llama “Día de acción de gracias”.
No se mucho de que se trata el dichoso día aparte de lo que uno suele ver en las películas de Hollywood. Pero lo que me llama la atención es el hecho que los gringos tengan al menos un día en el año destinado a agradecer, lo cual me parece una muy sana costumbre sobre todo pensando en un país como el nuestro en el cual somos muy buenos para quejarnos de todo y muy malos a la hora de agradecer. Y no me refiero a las “gracias” esas que uno da por formalidad o por urbanidad, sino al sentimiento de gratitud.
Sentirse agradecido no es sentirse conforme, no significa “tengo esto o lo otro y ya no quiero más” sino todo lo contrario. No significa “ver lo bueno de lo malo” lo malo es malo y punto, pero las cosas anexas a esos hechos, lo que sucede después o la manera de significar un evento negativo es lo que uno finalmente agradece.
Como yo lo veo, el sentimiento de gratitud tiene que ver con "darse cuenta" con ser capaz de "ver" y valorar las cosas que uno tiene o el entorno en el que vive. Tomar conciencia de nuestra propia individualidad y reconocerla como una cosa ùnica, buena y bella.
Por eso me parece positivo eso de ritualizar las gracias. Todos debiéramos tener nuestro propio “Día de acción de gracias” o “Día de agradecimiento” o el nombre que sea para no copiar (que ya con el Halloween, el conejo de pascua y el viejo pascuero tenemos bastante).
Que levante la mano –como diría Américo- quien no tenga nada, pero absolutamente nada que agradecer en la vida…nadie ¿verdad?
Entonces sería bueno reunirse de vez en cuando –en una fecha que cada quien decida, que cada grupo le de su sentido, sin esperar que el mercado lo designe, sin dejar que se transforme en una cuestión mecánica- con los amigos, con los colegas, con la familia, con quien quiera que te haga sentido y compartir un buen momento, quizás anotar en un papelito anónimo las cosas de las que estamos agradecidos, ponerlas en una fuente y leerlas. Es decir, hacer conscientes esas cosas que por obvias, que de tanto darlas por sabidas terminan desapareciendo. Si adoptaramos costumbres por el estilo, al final de la jornada nos daríamos cuenta que somos tremendamente afortunados, que somos inmensamente ricos, que somos seres muy queridos y eso realmente te cambiará la “frecuencia”.

Gracias por leer esto :)