jueves, 23 de enero de 2014

COSAS QUE NO ME IMPORTAN

La sublime cabellera rubia que corona tu cabeza
es una dorada mentira
L’Oreal-París
pero es hermosa y no me importa
Los rizos ensortijados que juguetean sobre tus mejillas
son una retorcida mentira
tardes de peluquería
pero son hermosos y no me importa
La profundidad azul de tus ojos soñadores
son una celestial mentira
pero te quedan  bellos y no me importa
Por eso, cuando dices que me quieres
sólo a mí y que no hay otro(s)
es hermoso y no me importa

                  aunque sea mentira.

martes, 21 de enero de 2014

SOBREDOSIS


Son cerca de las 5 de la mañana. No puedo pegar un ojo. Me siento ansioso, hiperactivo, sobreestimulado. 
Me doy vueltas en la cama con velocidad de ardilla paranoica. Me levanto con ganas de hacer algo, pero no tengo nada que hacer en pié me doy una par de vueltas sobre mí mismo y decido volver a la cama...
Todo comenzó hace unos cuatro meses atrás. En el lugar donde estuvo mi casa sólo había un peladero cubierto por una especie de ceniza negra. El incendio se lo había llevado todo pero no la solidaridad ni el cariño de los amigos que cada dos por tres se aparecían con regalos  para esperar en buen pie la llegada de tiempos mejores: el dinero de alguna colecta, bolsas con mercadería, ropa para mí, ropa de cama, una mate con su respectiva bombilla, una cafetera eléctrica y un largo etcétera.
En el intertanto, otro grupo de amigos se abocó a la tarea de hermosear y mejorar  la humilde mediagua de 6x3 m que fue instalada en el sitio por cortesía del municipio. Los muchachos se esmeraron a punta de sacrificar tiempo, dinero y merecidos descansos de fin de semana. Como recompensa, poco a poco, la mediagüita se fue transformando en una pequeña y coqueta cabañita de dos ambientes.
No obstante, algo faltaba: el día del fatídico siniestro, la compañía de electricidad había retirado “por seguridad” el empalme eléctrico con la promesa de que -cuando la vivienda estuviese en condiciones- sólo bastaría una llamada telefónica para reponer el suministro del vital servicio.
Me surgió la certeza de que algo no funcionaba correctamente, cuando dos meses después de la primera solicitud y después de múltiples respuestas y muchas excusas, aun no había noticia de la reposición del suministro eléctrico. Contrariado y molesto ensayé miles de gestiones con el fin de apurar el proceso: llamé por teléfono, hablé con decenas de ejecutivos de call-center, fui a la oficina que la compañía tiene en el centro. Interpuse un reclamo en el sitio web de la compañía y otro ante el servicio del consumidor, incluso intenté evaluar con abogados la posibilidad de una demanda civil por daños y perjuicios.
El asunto es que cierta noche, cuatro meses después del fuego, llegando a mi casa después del trabajo, noté que un coqueto medidor estaba fijado a la pared y dos cables salían de él y lo conectaban con el tendido eléctrico: la luz había –literalmente- regresado a mi vida…y había que celebrar.
Saqué de entre algunas cosas que tenía guardadas, una linda cafetera eléctrica que me habían obsequiado con su correspondiente paquete de café molido…había soñado con el momento de beber el delicioso brebaje una vez que dispusiera de un espacio adecuado y un motivo que valiera la pena en MI casa (Yo detesto el café de tarro porque sólo me causa acidez estomacal, pero amo el aroma y el sabor del café en grano recién preparado, negro y sin azúcar). Preparé café y me serví una taza que saboreé y disfruté como si se tratara del mejor de los vinos. Luego me serví otra y la disfruté mientras colocaba algo de música para animar mi  íntima fiesta en honor del retorno de la electricidad, y luego me serví otra mientras repasaba textos de la universidad a la luz de mi recién instalada lámpara de pié… y luego me serví otra taza más…y luego, no me serví más porque la cafetera estaba vacía.

Y aquí estoy ahora: son cerca de las 5 de la mañana. No puedo pegar un ojo. Me siento ansioso, hiperactivo, sobreestimulado….