ROMPER EL VASO

Romper el vaso es una tradición que se usa en no pocos países: en algunos lugares se usa brindar y romper el vaso (para brindis importantes, eso sí). En Italia por ejemplo, y también por extensión en algunas partes de Argentina, se usa romper el vaso después del brindis de año nuevo. Es una forma de representar algo que no tiene vuelta atrás y a la vez tiene la connotación de dejar atrás el pasado "disfruto de este brindis pero ya no volveré a beber de esta copa" parece ser la consigna subyacente.
Por otra parte, todas las cosas son metáfora de alguna otra y también sucede que todas las cosas están llenas de significado y a su vez el significado es producto de la historia que ha contextualizado el devenir de cada una de ellas. La copa, el vaso son objetos que contienen. El cáliz es la metáfora de la matriz que contiene la vida y por lo tanto el simbolismo del vaso, de la copa esta íntimamente relacionado con el mundo emocional como podemos ver en el simbolismo de las copas en cuanto arcanos menores del tarot o el mito del Santo Grial.
Necesito explicar todo lo anterior para contextualizar la historia de un par de copas que contuvieron en su momento una historia hermosa llena de complicidad, silencios, sensualidad y vino. En el contexto de esta historia se reveló el destino de estas copas lindas, francesas, grandes cuyo sino fue el de contenernos a dos personas que infructuosamente intentaron descubrirse, primero sin hacerse preguntas y después con demasiadas interrogantes sin responder o sin querer oir la respuesta. Desde un principio, desde la primera vez el destino de las copas estuvo ligado al de estas dos personas y en la hora del final no llegaron a tocarse ( las cosas son metáfora).
Por eso rompí las copas, fue un acto necesario y de justicia...ellas no podrían haber vuelto a contener otra historia, otras personas que no fueran estas dos personas, que no fuéramos nosotros, no podrían teñirse de otros aromas, de otros sabores, de otros humos de tabaco negro, de leña y de olor a tierra mojada y sábanas húmedas.
Me despedí de las copas a la mañana siguiente. En un brindis extremo y suicida las dos se quebraron al unísono.
La lágrima que brotó de mi ojo derecho se estrelló en caída libre contra el suelo