Estaba hastiado de la vida en el zoológico, añoraba caminar libre, recorrer un poco la ciudad y después largarse a vivir entre los cerros alejado del ruido y de la gente. Por eso apenas un descuido del guardia y se escabulló raudo fuera de la jaula. Los otros guardias reaccionaron pero él fue más ágil y aunque estuvieron a punto de atraparlo, saltó al lecho del río y los hombres lo vieron alejarse corriente abajo. Un poco más allá salió del agua cerca del puente Purísima y pudo por fin descansar y tomar el frio sol del invierno para intentar secarse aunque fuera un poco. Al rato, después de sacudirse la melena partió feliz bordeando el río....y yo nomás lo ví.
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