
Apuntes sobre la eternidad
Hasta que finalmente te fuiste, viejo lindo. A fin de cuentas nada es eterno, pero en tu caso es distinto: al momento de morir empieza tu eternidad pero tu ya lo eras. Eras eterno antes de pensar siquiera en dejarnos.
Tu gran mérito fue transfomar la poesía en esa mosca insolente que se coló sin permiso en las calles, en los bares, en las oficinas, en los tugurios malolientes, en los burdeles, zumbando en la oreja de los tiranos, en la cama del hombre solitario y tantos otros lugares que son la antítesis del Olimpo.
Sencilla y compleja como la vida misma, tun poesía sale al encuentro de las personas comunes y corrientes en cada feria artesanal, en los sones de Serrat, de Sandra y Celeste o haciendo cameos en alguna película de Eliseo Subiela.
Contigo una generación completa encontró las palabras justas para decirle a los dictadores o a esa amiga que amábamos en secreto o a esa que amábamos a voz en cuello.
¿Ves, viejo lindo, viejo charrúa ciudadano del mundo? ¿ves cómo se ha ido construyendo tu eternidad desde la vida misma? ¿ves cómo no fueron necesarias las extravagancias ni las revistas de farándula? porque tu estás, ahí simplemente. Estás y seguiras estando.
Chau viejo lindo, de seguro nos vemos por ahí algún día y nos tomamos un café. De seguro en el cielo hay algún bolichito piola...como esos de Montevideo.
Tu gran mérito fue transfomar la poesía en esa mosca insolente que se coló sin permiso en las calles, en los bares, en las oficinas, en los tugurios malolientes, en los burdeles, zumbando en la oreja de los tiranos, en la cama del hombre solitario y tantos otros lugares que son la antítesis del Olimpo.
Sencilla y compleja como la vida misma, tun poesía sale al encuentro de las personas comunes y corrientes en cada feria artesanal, en los sones de Serrat, de Sandra y Celeste o haciendo cameos en alguna película de Eliseo Subiela.
Contigo una generación completa encontró las palabras justas para decirle a los dictadores o a esa amiga que amábamos en secreto o a esa que amábamos a voz en cuello.
¿Ves, viejo lindo, viejo charrúa ciudadano del mundo? ¿ves cómo se ha ido construyendo tu eternidad desde la vida misma? ¿ves cómo no fueron necesarias las extravagancias ni las revistas de farándula? porque tu estás, ahí simplemente. Estás y seguiras estando.
Chau viejo lindo, de seguro nos vemos por ahí algún día y nos tomamos un café. De seguro en el cielo hay algún bolichito piola...como esos de Montevideo.