


Quedo esbozada sin poder materializarse como corresponde (me refiero a un buen vino mediante) una interesante discusión respecto del último articulo de mi amigo Pablo Gómez titulado "Libertad, igualdad y revolución cubana" (ver link en este mismo blog, costado izquierdo -obvio-).
La ya antigua discusión respecto a la libertad y el respeto a los derechos humanos en Cuba se ha visto renovada ultimamente a propósito del inusitado revuelo que ha causado el próximo viaje de la Presidenta Bachelet a la isla caribeña.
Creo que el tema medular que suele discutirse es si Cuba está o no bajo una dictadura: hoy por hoy parece haber consenso en que sí, al menos en función de la mayoría de las definiciones técnicas conocidas como por ejemplo, la definicion de la RAE: "Gobierno que, bajo condiciones excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un país"...ahora bien, sabido es que las dictaduras se dan maña para ir estableciendo ordenamientos jurídicos propios y a la medida con el cual finalmente pretenden legitimarse, pero eso es harina de otro costal. Lo importante para el tema en cuestión es que al parecer la discusión ha pasado a centrarse en que si bien Cuba está bajo una dictadura ¿se trataría de una dictadura buena o mala?. Quienes defienden el argumento del "buen dictador" suelen poner como ejemplo que en Cuba hay muchos médicos, por lo tanto hay buena salud, educación gratis, trabajo y acceso a la cultura. Además se realizan elecciones periodicas de representantes locales en distintos ámbitos claro que sólo pueden ser de un solo partido y ser todos partidarios del régimen gobernante, por lo tanto no importa que no tengan libertad total tienen de todo lo demás.
Yo me pregunto ¿hay dictadores buenos?. Podríamos decir de Stalin que su gran obra fue el transformar a un país de una economía agrícola de subsistencia a potencia mundial económica, política y militar en menos de 50 años, por lo tanto no es tan malo que para lograrlo hayan muerto millones de rusos. De Pinochet se dice que su gran merito fue ordenar el caos politico, social y económico enque se encontraba Chile en el '73. Saddam Hussein tiene mèritos similares a los de Stalin, guardando las proporciones.
Sólo con estos botoncitos de muestra podríamos colegir que al parecer el discurso subyacente de la mayoría de los dictadores es "no es tan importante la falta de libertad, la represión y las muertes, porque nosotros hacemos muchas cosas buenas".
En mi opinión, a estas alturas de la historia y de la evolución humana debiera estar más que claro que no hay dictadores buenos, pero podemos elegir a nuestro dictador favorito de acuerdo al color de nuestro propio cristal y en ese caso más vale sincerarse y reconocer hidalgamente con qué clase de hijo de puta me identifico más.
Cuando una revolución se transforma en dictadura, es una doble tragedia (porque la revolución es siempre una tragedia; una tragedia épica pero tragedia al fin y al cabo). No se trata de promover que los yankees desembarquen en cuba un buen día y reconquisten su ex- colonia. El fondo del asunto es que sin libertad no es posible el desarrollo humano, sin debate no hay ideas nuevas y sin conflicto no puede haber algo llamado democracia.