lunes, 14 de enero de 2008

FRUTILLAS

Grandes, rojas y con forma de corazón...me habias dicho que esas eran las mejores. En la feria las ví y me acordé del bellísimo cuento con frutillas que escribiste años atrás.

Compré un kilo, les quité las hojas y las eché a hervir con una pequeña cantidad de agua y un poco de azúcar. Un pequeño y breve hervor y despues retirarlas para evitar que se decoloren...

Algunas me las comí, parte del jugo lo guardé y con el resto preparé el más exquisito borgoña con un vino que quedó del año nuevo en una casa de amigos que estoy cuidando.

Recuerdo en cada sorbo los dulces y embriagadores momentos juntos y en el color del vino la sangre y el recuerdo del dolor de los últimos días.

Por aquellos bellos momentos salud y gracias.

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